Tranquilizantes

Los tranquilizantes o sedantes no son lo mismo que la anestesia. Durante la sedación, el perro o el gato reacciona menos a los estímulos externos y a las manipulaciones que en condiciones normales serían causa de estrés, por lo que su uso reduce la ansiedad de tu mascota.

La sedación se emplea en intervenciones menores y poco dolorosas, a veces en combinación con anestesia local y/o analgesia general, así como en exploraciones que requieren que el animal se mantenga inmóvil, como las radiografías.

Para inducir la sedación se inyecta un tranquilizante vía intramuscular, después de lo cual el perro suele dormirse en unos 20 minutos.

Una vez concluida la intervención o la exploración, se administra un agente para invertir el efecto de la sedación; por lo general, el perro se despertará transcurridos de 10 a 20 minutos.

Al igual que la anestesia, la sedación presenta posibles riesgos, sobre todo en relación con la respiración y la presión arterial. Muchos animales, sobre todo los gatos, sienten náuseas y es posible que vomiten debido a los tranquilizantes. En consecuencia, se recomienda mantener al animal en ayuno antes de una sedación planificada.

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