El sistema nervioso, como centro superior del organismo, tiene el cometido de coordinar toda la actividad corporal voluntaria e involuntaria. Se compone del sistema nervioso central —el encéfalo y la médula espinal— y del sistema nervioso periférico —en gran parte nervios—, que une el sistema nervioso central con el resto del cuerpo.
El encéfalo y la médula espinal son estructuras delicadas y sensibles, por lo que el cuerpo las protege de múltiples maneras. El sistema nervioso central está bien protegido por el cráneo y los cuerpos vertebrales, de ahí que sea más difícil acceder a él para realizar un diagnóstico. Además, cuenta con la protección de la barrera hematoencefálica, que no permite que puedan pasar sustancias al encéfalo y a la médula espinal y viceversa. Por este motivo, rara vez se "ven" las patologías del sistema nervioso en un análisis de sangre. Tampoco es tan fácil tomar una biopsia (muestra de tejido) del encéfalo o de la médula espinal para obtener un diagnóstico, como se puede hacer si la enfermedad se localiza en la piel o en un órgano al que es más fácil acceder, como el hígado. Por lo tanto, examinar a un paciente con síntomas de tener una enfermedad del sistema nervioso requiere otro tipo de diagnóstico. Necesitamos un diagnóstico por imagen más avanzado (una resonancia magnética o un TAC) y una muestra de líquido cefalorraquídeo para poder evaluar el sistema nervioso central, así como un estudio electrodiagnóstico y biopsias de músculo y nervio a fin de examinar el sistema nervioso periférico. Este tipo de diagnóstico, que no siempre está disponible en los hospitales y clínicas veterinarios, suele ser más costoso que, por ejemplo, los exámenes con análisis de sangre o radiografías.
El sistema nervioso del perro y gato puede verse afectado por muchas patologías distintas. Al igual que en los seres humanos, la epilepsia y las hernias discales son trastornos comunes en estos animales.
El veterinario comienza el examen neurológico examinando al animal y formulando preguntas sobre este para intentar determinar, entre otras cosas, en qué parte del sistema nervioso aparecen los síntomas. A continuación, se decide qué exámenes diagnósticos más amplios son adecuados.
Muestra de líquido cefalorraquídeo
El líquido cefalorraquídeo baña el encéfalo y la médula espinal, éste se puede analizar para ayudar a diagnosticar patologías del sistema nervioso.
La muestra de líquido cefalorraquídeo resulta de especial utilidad cuando el veterinario busca enfermedades inflamatorias.
El paciente debe estar dormido para tomar la muestra, que implica ciertos riesgos.
Electrodiagnóstico
El electrodiagnóstico, utilizado para caracterizar enfermedades del sistema nervioso periférico (nervios, músculos y placa motora), requiere contar con un equipo específico. Las pruebas de electrodiagnóstico incluyen:
- El electroencefalograma (EEG), que se utiliza para valorar la epilepsia.
- Los PEATC (potenciales evocados auditivos del tronco cerebral), que nos proporcionan una forma objetiva de examinar el oído de perros y gatos.
- La electromiografía (EMG) es una manera relativamente sencilla de examinar la musculatura para localizar signos de una enfermedad muscular (miopatía) o de que el músculo se ha atrofiado a raíz de una lesión nerviosa.
- La velocidad de conducción nerviosa (NCV) mide las velocidades de conducción en los nervios motores y sensitivos.
- La estimulación nerviosa repetitiva.
Biopsias de músculo y nervio
Las patologías del sistema nervioso periférico suelen ser motivo para tomar una muestra de tejido de los músculos y, en ocasiones, también de los nervios. Es raro que la biopsia proporcione un diagnóstico definitivo, pero puede darle información al veterinario sobre cómo tratar la afección.
Mielografía
La mielografía es una exploración mediante radiografía de contraste para estudiar el canal espinal. Al introducir contraste en el canal espinal y realizar radiografías, el veterinario puede obtener más información que de una radiografía convencional. No obstante, al tratarse de una técnica invasiva, existe el riesgo de dañar el tejido nervioso.
Neurocirugía
Cuando un perro sufre una hernia discal, el núcleo pulposo (el contenido de uno de los discos amortiguadores situados entre las vértebras) presiona la médula espinal en el canal vertebral, lo cual suele causar un intenso dolor y, en ocasiones, también una disminución de la función nerviosa en la parte del cuerpo más allá de la hernia. Muchas hernias de disco se tratan conservadoramente, es decir, se prescriben reposo y analgésicos. Si el dolor no remite o el paciente muestra síntomas de parálisis, suele recomendarse cirugía. El objetivo de una operación de hernia discal es aliviar la presión que ejerce el disco dañado contra la médula espinal extrayendo el núcleo pulposo parcial o totalmente.