El masaje constituye una parte importante de la rehabilitación en la asistencia veterinaria, y ha ido adquiriendo cada vez mayor relevancia, en particular para los perros que trabajan y los perros deportistas.
El masaje puede fortalecer la relación entre el dueño y el perro o el gato. Además, implica un contacto físico que es importante tanto para la persona como para el animal. Al conocer el cuerpo del animal, es posible detectar alteraciones más fácilmente antes de que se hayan extendido demasiado.
Efectos del masaje en tu mascota
El contacto disminuye las hormonas del estrés, lo cual, a su vez, puede reducir la presión arterial, que el perro o gato respire más lentamente y que aumente su motilidad intestinal, de modo que con frecuencia tendrá que miccionar o defecar inmediatamente después del masaje.
El masaje también puede contribuir a liberar endorfinas, consideradas los analgésicos naturales del cuerpo. Muchos animales disfrutan del masaje, lo cual puede favorecer una reducción del estrés, la ansiedad y el malestar.
Otros efectos del masaje:
- La circulación sanguínea aumenta a nivel local, lo que contribuye a que el oxígeno y los nutrientes se transporten más eficazmente a los tejidos corporales.
- Los músculos y los tendones pueden ganar en elasticidad a través del masaje, que, combinado con estiramientos, puede conseguir también que se mantenga o se mejore la amplitud de movimiento articular.
- La musculatura suele ablandarse y relajarse.
- La presión arterial puede disminuir gracias a la dilatación de los vasos sanguíneos.
- Normalmente aumenta la circulación linfática.
- El animal puede tener un pelaje más bonito gracias al aumento del metabolismo en la piel y las glándulas sebáceas.
¿Cuándo es adecuado el masaje?
- En caso de tensión muscular.
- En caso de agujetas y dolor.
- Mala circulación y consiguientes hinchazones.
- Calentamiento antes de realizar estiramientos.
- Para combatir el estrés.
- En cicatrices.
- En caso de rigidez y disminución de la movilidad.
- En caso de dolor articular.
- Para mejorar la relación entre el dueño y el perro.
- Si el perro o gato tiene artrosis.
¿Cuándo se debe evitar el masaje?
- En caso de fiebre, infecciones o inflamaciones.
- Si el animal tiene heridas y/o hemorragias.
- En caso de eccema y otras afecciones cutáneas con piel quebradiza o dañada.
- En caso de gestación.
- En caso de lesiones musculares o esqueléticas agudas.
- Si el perro o el gato tiene un cuadro de dolor anómalo (sin consultar con el veterinario).
- En caso de deterioro generalizado del estado de salud.
- En caso de enfermedades tumorales (sin consultar con el veterinario).
- En caso de enfermedades contagiosas.
¿Cómo se da un masaje a un animal?
El masaje resulta más sencillo si el animal y el dueño tienen una buena colaboración. Si el animal se resiste y no aprecia la situación, puede ser menos eficaz. Una vez que el perro o el gato se ha acostumbrado, suele relajarse y disfrutar del contacto. Recuerda que los animales son individuos que necesitan tiempos distintos para aceptar el masaje.
Para dar un masaje es conveniente que estés solo con tu perro o tu gato para que la situación sea lo más tranquila posible y no haya interrupciones. El animal necesita habituarse progresivamente, por lo que se aconseja dar un masaje más corto las primeras veces.
Habla con cariño al animal durante el masaje y procura fijarte en las reacciones que manifieste a través de, por ejemplo, los ojos, las orejas, la cola, la respiración y el sonido. El lenguaje corporal del perro o el gato es muy revelador de cómo percibe el masaje, por ejemplo, si le duele algún punto concreto o si lo está disfrutando.
Recuerda
Dale un masaje a tu perro o tu gato después de que una persona experta te haya enseñado a hacerlo.
Adapta el tratamiento para que no dure demasiado ni sea demasiado profundo al principio.
En ocasiones, el animal puede tener cosquillas o es posible que no le guste que le masajeen determinadas partes del cuerpo.
Procura aplicar las manos con suavidad y evita pellizcar.
Dedica al masaje el tiempo necesario, el animal puede tardar en acostumbrarse.