La fluoroscopia permite la visualización en tiempo real de diversas partes del cuerpo u órganos en forma de secuencia de vídeo sobre la pantalla de un ordenador. Se emplea, entre otros, en cardiocirugía y en intervenciones ortopédicas.
En la fluoroscopia se administra el agente de contraste a través de la boca, un vaso sanguíneo, etc. Se captura una serie de imágenes de rayos X que hacen posible presentar la exploración como una secuencia filmada. Los preparativos y demás son idénticos a los de una radiografía convencional.