También puede ser necesario un examen médico si se ha producido un cambio de comportamiento o del estado de salud general, o si se observa una calidad del pelaje o una formación muscular anómalas.
En el examen médico se comienza preguntando al dueño por el historial clínico (anamnesis) del animal. A continuación, se procede a realizar un reconocimiento clínico y se suelen hacer análisis de sangre para conocer el recuento sanguíneo y el funcionamiento de los órganos internos. El reconocimiento se complementa a menudo con análisis de orina y análisis de sangre ampliados que incluyan, por ejemplo, un análisis hormonal.
Dependiendo de las conclusiones de la anamnesis, del reconocimiento y de los análisis, se pueden incluir diferentes pruebas diagnósticas por imagen, como radiografías, ecografías o endoscopias. En ocasiones, puede ser necesario ingresar al perro o al gato para tratar los síntomas y la patología subyacente o para llevar a cabo exámenes más amplios, como por ejemplo, en caso de trastornos metabólicos.