La ecografía abdominal y la ecocardiografía (ecografía del corazón) son las más comunes. La ecografía abdominal, en la que se explora la región abdominal junto con las venas y los ganglios linfáticos, permite valorar alteraciones del hígado, los riñones, páncreas, y el útero, entre otros órganos. En la ecocardiografía se exploran el corazón, el pericardio y los vasos sanguíneos que llegan al corazón o salen de él.
Preparativos previos a la ecografía
Idealmente, el perro o el gato debe haber pasado varias horas en ayunas antes de la visita. Si se va a realizar una ecografía de la vejiga, esta debe estar llena.
Cómo se realiza la ecografía en perros y gatos
Para realizar una ecografía abdominal se suele colocar al animal boca arriba, normalmente sobre una superficie acolchada. En la mayoría de los casos se rasura el abdomen. Para explorar el corazón lo más habitual es colocar al paciente sobre un costado y conectarlo a un sistema electrocardiográfico (ECG).
A fin de mejorar el contacto entre el emisor de los ultrasonidos y la piel, se suele emplear alcohol y/o gel. El rasurado y el gel pueden irritar la piel, por lo que se recomienda lavar la zona con agua después de la exploración.
La mayoría de las ecografías pueden realizarse sin necesidad de administrar tranquilizantes al animal.
La ecografía también se utiliza para detectar o descartar enfermedades hereditarias como parte de los programas de cribado.
La ecografía no tiene ningún riesgo conocido.