Una patología habitual entre los gatos de mayor edad es el hipertiroidismo, es decir, un incremento excesivo de la función de la glándula tiroidea. Su diagnóstico se lleva a cabo estudiando la presencia de hormonas tiroideas en una muestra sencilla de sangre. Ciertas dolencias deficitarias requieren de un análisis de sangre antes y después de una estimulación artificial a través de la administración de una sustancia (normalmente inyectada) para poder diagnosticar una producción insuficiente de la hormona correspondiente, por ejemplo, en el caso de la enfermedad de Addison (falta de producción de hormonas corticosteroides), o para la correcta dosificación del fármaco administrado en la sobreproducción de dichas corticosteroides (enfermedad de Cushing). En la estimulación se inyecta una sustancia que, en los individuos sanos, estimula la liberación de la hormona en la sangre. Para el diagnóstico de la enfermedad de Cushing se emplea con frecuencia una sustancia que inhibe la secreción de la hormona.
También se usan los análisis hormonales en el seguimiento de los procesos fisiológicos dentro del organismo. Un ejemplo de ello son los análisis de progesterona. Durante varios días seguidos se miden los niveles de progesterona en la sangre a fin de determinar el momento más adecuado para el apareamiento de una perra en celo.
En los estudios hormonales se recurre a menudo a complicadas técnicas que exigen de un instrumental avanzado, motivo por el cual dichos exámenes los efectúan siempre analistas biomédicos titulados en laboratorios especialmente equipados.
Análisis hormonales
Las hormonas controlan un gran número de importantes funciones dentro del organismo. Hay un conjunto de enfermedades comunes en perros y gatos causadas por un déficit o exceso hormonal. Para realizar un correcto diagnóstico en caso de sospecharse de un trastorno hormonal, el veterinario efectuará normalmente un análisis de sangre al objeto de determinar los niveles de la hormona correspondiente.