La leishmaniosis es una zoonosis que tiene gran impacto en la salud humana y animal. Es causada por protozoos del género leishmania y los flebotomos son los vectores de la enfermedad. Recientemente, un importante caso de leishmaniosis en un cachorro de 5 meses fue diagnosticado y tratado por AniCura Lepanto Referencia Veterinaria, cuyo éxito se ha debido al abordaje integral y personalizado del paciente y al uso de técnicas de diagnóstico como la punción aspirativa con aguja fina (PAAF) y la biopsia y la combinación de fármacos para su tratamiento.

Después de que la cuidadora del cachorro identificara varias nodulaciones alopécicas en la zona palpebral y nasal, decidió acudir a este centro para recibir un diagnóstico completo de su mascota. Los especialistas del centro realizaron un riguroso examen físico en el que no identificaron ningún otro signo clínico, por lo que decidieron realizar una PAAF con la que observaron la presencia de amastigotes de leishmania. En esta línea, se propuso a la cuidadora realizar una biopsia de las lesiones que también resultaron positivas al parásito.

De inmediato, se estableció un tratamiento personalizado basado en la combinación de alopurinol y miltefosina que fue tolerado positivamente por el paciente, y, después de un mes, se notó una disminución en las lesiones cutáneas. De igual forma, a los 90 días, se realizó nuevamente una prueba serológica cuantitativa y proteinograma con resultados satisfactorios. Gracias al abordaje integral, el paciente se encuentra actualmente en buen estado de salud disfrutando de una vida normal.

El éxito de este caso ha sido que nos hemos puesto en la situación de la cuidadora cuya preocupación eran inicialmente las lesiones nodulares faciales. Teniendo esto en cuenta, nos ha parecido adecuado realizar una citología antes de proponer un paquete de pruebas adicionales, explicando a la cuidadora este proceso para que entendiera la necesidad de realizarlas” comenta Carmen Pérez Ruiz, especialista en Medicina Interna de AniCura Lepanto Referencia Veterinaria. “En nuestro centro consideramos que todos los casos de leishmaniosis son especiales y su tratamiento debe ser individualizado, teniendo en cuenta las necesidades del paciente y de su cuidador”, añade.

La leishmaniosis, una enfermedad de difícil diagnóstico

Las manifestaciones clínicas de la leishmaniosis son amplias, lo que hace que sea una enfermedad que puede pasar desapercibida. Los signos clínicos aparecen de forma lenta y progresiva y dependen de la eficiencia de la respuesta inmunitaria de la mascota, por lo tanto, es clave reconocer los más visibles para actuar a tiempo. Los más frecuentes son las lesiones cutáneas, como dermatosis exfoliativa, alopecia, úlceras o nódulos, pérdida de peso y disminución del apetito, atrofia muscular, intolerancia al ejercicio, aumento del volumen de orina y del consumo de líquidos, e incluso la aparición de lesiones oculares, cojera, vómitos y diarrea.

“Las manifestaciones clínicas son amplias y su aparición puede tardar meses o incluso varios años. Sin embargo, hay que estar atentos a factores que favorecen que un perro infectado se enferme, como por ejemplo la edad, en el caso de perros muy jóvenes que no han desarrollado completamente sus defensas o en perros mayores”, explica Carmen Pérez Ruiz.También influye el sexo y la raza de la mascota. Además, se debe tener en cuenta si el perro se encuentra en situaciones debilitantes como desnutrición, estrés, enfermedades sistémicas o tratamientos inmunosupresores. En el caso de la especie felina, aunque suele ser más resistente que los perros, pueden presentar lesiones por leucemia y/o inmunodeficiencia positivos”.

En cuanto al diagnóstico, esta enfermedad requiere la integración de la historia y las manifestaciones clínicas y se realiza a través de métodos que pueden ser: serológicos de tipo cuantitativo (ELISA, IFI) y cualitativo (test rápidos); parasitológicos que incluyen citología/histología, inmunohistoquímica y cultivo; y métodos moleculares (PCR). Es necesaria la combinación de estos métodos diagnósticos ya que cada uno aporta información necesaria para el estadiaje de la enfermedad y la planificación del tratamiento.

Una vez diagnosticada, el tratamiento de la leishmaniosis depende del estadio clínico en el que se encuentre la enfermedad y suele combinar fármacos leishmanicidas (antimoniato de meglumina/miltefosina) con parasitostáticos (alopurinol) y/o inmunomoduladores (domperidona).

Frente a esta patología la gran responsabilidad de los cuidadores y los veterinarios es la prevención. Aunque todavía no existe una única medida preventiva eficaz, es esencial que como especialistas expliquemos a los cuidadores sobre la importancia de combinar diferentes estrategias para evitar el riesgo de contagio. Actualmente, es posible reducir la exposición a la picadura utilizando insecticidas tópicos o collares, además de la vacunación para disminuir el riesgo de la infección activa y el posible desarrollo de una enfermedad clínica tras la exposición al parásito. Todas estas medidas son fundamentales para mantener a los animales sanos y prevenir la propagación de la enfermedad”, agrega Carmen Pérez Ruiz.

Carmen Pérez Ruiz, especialista en Medicina Interna de AniCura Lepanto Referencia Veterinaria

Más noticias

    Hablemos de salud dental

    Muchos cuidadores piensan que la boca de sus mascotas está sana cuando no es así. De hecho, el 80% de los perros y gatos adultos tienen problemas orales, que pueden resultar difíciles de identificar. Estamos aquí para ayudar a que tu perro tenga una sonrisa mucho más sana.

    Error

    An error has occurred. This application may no longer respond until reloaded.