Algunas conductas de las mascotas pueden resultar problemáticas para la convivencia con las personas, y ahí es donde los veterinarios juegan un papel fundamental. Entender qué lleva a un animal a actuar de determinada manera es el primer paso para resolverlo, y para ello, es necesario conocer tanto las conductas normales de una especie como la motivación que puede haber detrás de cada una.
En las consultas de etología, el etólogo (especialista en medicina del comportamiento) analiza las causas por las que un animal se comporta de una manera determinada y, tras emitir un diagnóstico, propone un tratamiento, en el que el cuidador se debe involucrar, y emite un pronóstico, para que el propietario sepa cuáles son las expectativas que puede tener. Así, conductas como la agresividad, el miedo, las vocalizaciones excesivas, la eliminación en lugares inadecuados, los destrozos, la ingesta de sustancias no nutritivas, el rascado de muebles, el exceso de actividad, la falta de autocontrol o la expresión de conductas inadecuadas en ausencia del cuidador se deben analizar desde esta perspectiva para poder encontrar soluciones. Es importante, además, realizar estos análisis al mismo tiempo que se evalúa el estado de salud del animal, ya que muchas patologías pueden afectar al comportamiento y, al mismo tiempo, la mayoría de patologías se detectan gracias a un cambio conductual.
