En radiología veterinaria los Rayos X son uno de los métodos diagnósticos que más se emplea en la actualidad. Nos ofrece una imagen en dos dimensiones y en escala de grises, en función de la densidad del tejido que atraviesen los rayos. Es una prueba que no les produce dolor; en los casos que pueda ser así, como en traumatismos que ya vienen doloridos y hay que manipular la zona a radiografiar, aplicamos una suave sedación con analgesia, de esta forma nos aseguramos un correcto posicionamiento del paciente, con el mínimo sufrimiento.
Con esta técnica obtenemos imágenes muy claras sobre todo de huesos y cavidad torácica (pulmones y corazón), que permiten diagnósticos rápidos y precisos. Para la cavidad abdominal es también bastante sensible, obteniéndose buenos resultados para el aparato digestivo, y ciertas patologías del aparato reproductor y urinario. Habrá veces en la que una imagen radiográfica nos oriente y tenemos que hacer otras pruebas diagnósticas (ecografía, analítica, etc.) para confirmar el diagnóstico.
Podemos hacer aún más sensible la técnica si introducimos un método de contraste en el órgano que necesitamos estudias, bien vía oral (digestivo) o intravenoso (riñones, hígado, etc.). Con esto conseguimos que el objeto de nuestro estudio quede resaltado, y apreciaremos mejor las alteraciones que presenta.
En nuestra clínica disponemos de un moderno aparato de radiología digital que nos ofrece imágenes de alta calidad y resolución; esto nos permite hacer un estudio completo de la imagen obtenida, haciendo medidas e índices, lo que nos ayudan aún más a confirmar el diagnóstico.