La ecocardiografía veterinaria es una prueba diagnóstica no invasiva en la que se estudian las posibles patologías del corazón, así como su evolución en el tiempo.
Se realiza a los pacientes sospechosos de padecer un problema cardíaco. En dicha prueba se utilizan los ultrasonidos para obtener información útil acerca de la anatomía y funcionamiento del corazón y también la dinámica del flujo sanguíneo cardíaco, en los casos en los que se haga un estudio con doppler.
Para la realización de dicha prueba el paciente no tiene por qué sufrir molestia alguna, tan solo debe permanecer en posición de "tumbado" durante el tiempo que dure todo el examen. Para que la calidad de la imagen obtenida en la pantalla del ecógrafo sea óptima, y en consecuencia el diagnóstico más certero, suele ser necesario rasurar una pequeña área de la piel del tórax.
Una vez concluido el estudio, el veterinario sacará conclusiones que se comunicarán al propietario en el acto, por lo que el tiempo de espera para la obtención de resultados para los dueños del paciente es mínimo.